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viernes, 1 de marzo de 2013

Un cuento sobre la genealogía de las ‘smartmobs’ (II)



Enla entrada anterior concluíamos con una reflexión interesante de Gianni Vattimo, que se resume en la siguiente cita: “En cuanto cae la idea de una racionalidad central de la historia, el mundo de la comunicación generalizada estalla en una multiplicidad de racionalidades locales –minorías étnicas, sexuales, religiosas, culturales o estéticas- que toman la palabra” (1996: 84); y en un intento por cuestionarla de manera irónica (cogerla con pinzas y taparnos la nariz) la contraponíamos a nuestraquerida TDT. Cuanto menos esta reflexión nos produce un poco el efecto Torta del Casar: Cuando la abres huele un poco fuerte, pero una vez la pruebas tiene su gusto e incluso se te ocurre como combinarla con otros platos.


“El sujeto es creador de la realidad social, no mero espectador o transmisor, sino que crea con cada una de sus interpretaciones el mundo social. La realidad se apoya en la intersubjetividad, de modo que las interpretaciones de cada persona configuran nuevos significados con los que el resto de las personas se manejan también en el mundo, en una interacción continua” (SÁBADA, 2006: 31)

Me explico. Es verdad que el sector audiovisual es una industria quetiende a agruparse en grandes corporaciones multimedia, por lo que en realidad, el discurso tendería a ser cada vez menos heterogéneo. Pero como industria, la tendencia dominante tendría que ser la de producir tantos contenidos como su público objetivo demande. Tampoco hay que olvidar que la pulsión escópica (llamémosle morbo para los de la E.S.O) del ‘homo videns’ contemporáneo es insaciable, por lo que cuantos más contenidos se ofrezcan mejor. Otro tema es el prisma que se elige para abordar la gran cantidad de temas que hay, de eso hablaremos más abajo… En cualquier caso, esta reflexión nos sirve para resaltar la importancia ¡Que digo importancia! La inevitabilidad del espectador para que haya un mensaje. Porque si algo pretendo juntando letras es arremeter a cabezazos contra el modelo clásico decomunicación.



Pues bien, si el sujeto es el que interpreta y representa, o sea “toma la palabra”, no es descabellado pensar que también sea el que crea el sentido. Por eso se hace necesario cambiar el foco de significación del sujeto emisor (véase medios) al sujeto receptor (véase espectadores). Este es el principio de donde parten teorías como la de la Estética de la Recepción (ISER, 1978), la de Sutura (OUDART, 1969), la del Lector Modelo (ECO, 1993)... Todas ellas se basan en la idea de que “el texto está plagado de espacios en blanco, de intersticios que hay que rellenar” ya que “un texto es un mecanismo perezoso que vive de la plusvalía del sentido que el destinatario introduce en él”. Se entiende pues que el texto, siguiendo su definición etimológica, es un tejidodeshilachado y es el lector aquel a quien le toca remendar el harapo de lamanera y forma que sepa o quiera. Dicho de otra manera, “la convergencia de texto y lector dota a la obra literaria de existencia” (ECO, 1993: 77)



¿Adónde quiero llegar con el pedrusco que acabo de soltar? Pues que, aplicándolo al ámbito de la comunicación, sería el espectador a quien le correspondería dar sentido a aquello que emiten los medios ¡Ooooouuch! Vayagolpe. ¿Quiere decir eso qué lo de que manipulan es mentira? No del todo. Los medios son, por supuesto, responsables de lo que reflejan pero los que nos dejamos manipular somos nosotros, depende de la inocencia con la que te enfrentes al encuadre que proponen. A esto se le llama efecto Framming y para explicarlo mejor acudiremos a típica analogía del cuadro, atentos:

“En el marco de una pintura o de una fotografía (imagínese colgado en una pared) se ‘aísla cierto material’ y ‘centra la atención’ sobre el objeto representado. Esa realidad que se aísla tiene una configuración particular, en la que están implícitos procesos de selección (qué se tratará), énfasis (cómo y con cuánto detalle se retratará), exclusión (de que otras realidades que no aparecen representadas) y elaboración (la combinación o composición de los elementos). De este modo, el marco de un cuadro que porta una fotografía o una pintura encierra una parte de la realidad y permite acceder a una determinada realidad (y no a otras). De igual modo, un encuadre noticioso ofrece una perspectiva determinada y, por ello, invita al sujeto a observar o visionar un tema dado desde una perspectiva particular: los encuadres no sólo contienen sino que también limitan las visiones sobre los temas u objetos sociales” (IGARTUA y HUMANES, 2004: 257)

Vale. Los que hayan aguantado hasta aquí se preguntarán molestos “¿Pero esto no iba de ‘Smartmobs’?” Sí, pero también hemos dicho que íbamos hacer un recorrido genealógico, así que paciencia. Porque antes de llegar a nuestra meta, y sabemos por el ingenioso hidalgo que “más valioso es el camino que la posada”, tenemos que coger la espada de salomón y partir al individuo para entenderlo todo. En efecto, el sujeto vive una controvertida ambivalencia, por una parte es sujeto con subjetividad, es decir, con perspectiva y experiencia propia; pero además también es sujeto, en tanto que él/ella está sujeto a su realidad, a sus circunstancias en el sentido Orteguiano. 



Caso Arcadi Espada contra Javier Bauluz
Javier Bauluz (2000). La indiferencia de Occidente 
Por lo tanto, dependiendo de estas variables se aproximará y concordará con uno u otro encuadre noticioso. Pero como además es creador de sentido, sus significados serán compartidos, debatidos, ampliados con otras personas que compartan su subjetividad, dándose así la intersubjetividad. Y así, mediante la interacción en espacios físicos y virtuales es como se crean, o mejor dicho, se revelan las multitudes inteligentes. Porque en realidad, estas conexiones, estas redes, están latentes y aparecen en los espacios de interacción en los que se ‘des-cubren’ como una identidad colectiva que tiene un objetivo común en el que cooperar. Tienen, al fin y al cabo, una ‘visión del mundo’ y ahora pueden conseguirlo o representarlo gracias a la interactividad.

  • VATTIMO, G (1996): La Sociedad Transparente. Introducción de Teresa Oñate. Barcelona, Paidos Comunicación.
  •  ECO, U (1993): Lector in fabula. La cooperación interpretativa en el texto narrativo, Lumen, Barcelona
  •  IGARTUA, J.J. y HUMANES, M.L. (2004) Teoría e investigación en comunicación social, Síntesis, Madrid.

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