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miércoles, 27 de febrero de 2013

Un cuento sobre la genealogía de las 'smartmobs' (I)

Uno de los conceptos más debatidos hoy en día es el que se refiere a las multitudes inteligentes, término acuñado por Howard Rheingold. También llamadas smartmobs (en contraposición a los llamados flashmobs)  y que hace referencia a las protestas espontáneas y horizontales que se han erigido en la última década, desde el 'Pásalo' al 15-M. Pero esta reflexión no es en absoluto nueva, sino que se hunde en una larga tradición filosófica que centra en el sujeto la representación del mundo y la proyección de su propia realidad. Así, en las próximas dos entradas me ocuparé de narrar, como si de un relato se tratará, la arqueología de esta idea que nace con el giro copernicano…

“Las multitudes inteligentes son grupos de personas que emprenden movilizaciones – colectivas, políticas, sociales, económicas - gracias a que un nuevo medio de comunicación posibilita otros modos de organización, a una escala novedosa, entre personas que hasta entonces no podían coordinar tales movimientos” (Howard Rheingold, 2004: 12)

La historia que quiero contar comienza con la cooperación (¡Vaya! Que pronto ha salido la palabrita) de dos 'mira-cielos' como Galileo y Copérnico. Unos listillos que además de haber dado nombre a sendas salas de espectáculos, y a una calle que alberga mi querido BarSierra, cambiaron la perspectiva y el centro del ser humano. A partir de la generalización de sus ideas, el horizonte dejó de ser el final y el hombre se encontró en un mundo sin medidas. Se cercioró pues de que aquello que vislumbraban sus ojos no era más que un trampantojo, algo que no era así ‘en realidad’.


En los libros de texto de historia destacan este acontecimiento a partir de dos mutaciones: el paso del geocentrismo al heliocentrismo y el cambio del teocentrismo al antropocentrismo. Pero este baile de palabrejas se resume en que el ser humano se encontró desamparado y sin centro. O mejor dicho, si Dios no puede ser la medida de todas las cosas y el universo es infinito, eso significa que cada ‘lechón’ es el centro de su mundo. Si a esto le añadimos que los sentidos te engañan, no queda otra que construir tu propia realidad, es decir, representar desde la centralidad escópica que supone el sujeto una imagen propia del mundo.


Esta idea entronca con lo que comentábamos en el último post... Laposmodernidad como el abandono de la Razón, la reafirmación del perspectivismoy la construcción de la identidad del individuo . Porque muchos años después, toneladas de papel y litros de tinta invertidos, los filósofos posmodernos se han basado en esta idea para sus constructos filosóficos. Gianni Vattimo, uno de ellos, estableció una relación interesante entre ‘las visiones del mundo’ (o Weltanschauungen) y los medios de comunicación. Según él, la posmodernidad ha favorecido la aparición de multitud de discursos y minorías que  estaban ocultos en el velo de la lógica de la razón. Y los mass media han sido el altavoz perfecto para que se 'des-cubrieran'. Siguiendo esta regla de tres, a más medios más diversidad de discursos… En fin, sólohay que ver la TDT







  • Rheingold, H. (2004). Multitudes Inteligentes. La próxima revolución social. Smart Mobs. Cibercultura. Barcelona: Gedisa.

2 comentarios:

  1. Interesante concepto que, sin duda, merece una reflexión abierta hacia nuevas perspectivas de movilización tanto social, como a niveles más ambiciosos. ¿Hacia dónde nos llevarán los 'smartmobs? La respuesta es fascinante...

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    1. Pues ya tienes la segunda entrada sobre el tema. No se donde nos llevarán pero si de donde vienen

      http://doctorpelut.blogspot.com.es/2013/03/un-cuento-sobre-la-genealogia-de-las.html

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